Las personas nobles pueden llegar a la cima, pero la acumulación de autoridad parece atrofiar sus estándares éticos

Cuando Mark Hurd renunció el 6 de agosto a la presidencia de Hewlett-Packard por violación de las normas éticas de la empresa, mucha gente se mostró sorprendida. Después de todo, Hurd parecía un ejecutivo inusualmente eficaz y de moral estricta.

Pero la gente no debería haberse sorprendido. Desde escándalos de prostitución hasta acusaciones de corrupción en los que se ven involucrados ejecutivos y atletas profesionales, parece que los titulares siempre hablan de los traspiés más recientes de alguien en una posición de poder. Y no se trata de simples anécdotas: varias encuestas revelan que la inmensa mayoría de los comportamientos maleducados e inapropiados viene de la gente con más autoridad.

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