Cuando se pronuncian con claridad, los sonidos «da» y «ba» son fáciles de distinguir. Sin embargo, si reproduce el fragmento de una película en que se escucha «da» mientras la imagen en la pantalla muestra una boca diciendo «ba», el público dirá que escuchó «ba».
Si se le pide a la gente que cuente las veces que parpadea una luz, al tiempo que la luz titila siete veces acompañada por una secuencia de ocho tonos de bip, las personas dirán que vieron ocho flashes de luz.
Cuando el cerebro recibe una información contradictoria, éste decide en qué sentido confiar. En el primer caso, la vista llevó las de ganar. Sin embargo, en cuestiones que exigen un análisis temporal y diferenciar sonidos similares en una secuencia, el cerebro se apoya en el oído reflexivamente.