Los científicos averiguan cómo el cerebro escoge qué recordar y qué olvidar.
«Tener la conciencia limpia es síntoma de mala memoria», dice un viejo refrán. Efectivamente, la mayoría de la gente ocasionalmente se ve asediada por recuerdos de pérdidas, errores y tropiezos del pasado, que surgen desde las profundidades de la memoria y se abren paso para enturbiar los pensamientos
actuales.
¿No sería un alivio si simplemente pudiéramos borrar cada metida de pata penosa o, más seriamente, los verdaderos traumas, de nuestras mentes? Podria parecer tentador. Por otro lado, sin recuerdos, incluso los malos, ¿quiénes somos? Algunos artículos recientes en The New York Times exploran la naturaleza básica de los recuerdos, cómo cambian con el tiempo, cómo dan forma a la identidad, y cómo sería la vida sin ellos.
La idea de eliminar los malos recuerdos no es tan imposible como podría parecer. Como reportó Benedict Carey en The New York Times, investigadores universitarios, en Brooklyn, Nueva York, han experimentado con ratas un medicamento que puede bloquear una sustancia química fundamental para la memoria. Aplicado en áreas específicas del cerebro humano, podría borrar temores crónicos o incluso adicciones.
El riesgo, escribió Carey, sería si la gente también perdiera «otros recuerdos de importancia personal que de algún modo estuvieran relacionados «. Una historia que podría servir de advertencia puede encontrarse en la vida de Henry Molaison, quien murió a fines del año pasado, a los 82 años, en un hogar para ancianos, en Connecticut. Cuando Molaison tenía 27 años, los doctores le practicaron una operación en el cerebro para aliviar convulsiones provocadas por una lesión.
Desafortunadamente, la cirugía lo dejó con una amnesia profunda. Como escribió Carey en un obituario, «durante los siguientes 55 años, cada vez que se encontraba con un amigo, cada vez que comía, cada vez que caminaba en el bosque, era como si fuera la primera vez».
Aunque se convirtió en objeto de intenso interés científico por el resto de su vida, el cambio fue profundo. «Dígase como se diga»,lo dijo el neurocientífico Thomas Carew a Carey. «Hoy sabemos que lo que perdió fue una
parte fundamental de su identidad «.
Sin embargo, para aquellos que van por la vida con malos recuerdos, hay buenas noticias. Las imágenes por resonancia magnética indican que, al envejecer, cambia la parte del cerebro dedicada a los recuerdos negativos. En los jóvenes, esos recuerdos son procesados en un área de tejido cerebral dedicada a los sentimientos, pero en la gente mayor surgen de un centro de pensamiento racional.
Florin Dolcos, profesor asistente de psiquiatría en la Universidad de Alberta, en Canadá, señaló que, como resultado, la gente mayor «tiene más éxito en controlar esas emociones, y ese control influye sobre su memoria para la información negativa».
Filtrar recuerdos con el paso del tiempo tiene otras ventajas. Varios estudios revelan que aunque la gente podría sentirse mal a corto plazo acerca de una compra costosa o unas vacaciones hedonistas, con el tiempo podrían llegar a felicitarse.