Heredera de 85 años escribe de sexo

Obsession: An Erotic Tale«Obsession: An Erotic Tale» (Obsesión: Un cuento erótico), la nueva novela de Gloria Vanderbilt, quizá sea el libro más candente jamás escrito por una octagenaria.

Además, es uno de los muy pocos volúmenes que llegan al estante de los libros de temática sexual acompañado por el sello de aprobación de la escritora Joyce Carol Oates, quien lo llama: «Un tapiz extraordinario de pasión humana, un mundo interior de misterios eróticos sumamente cargados que juguetonamente sugieren, pero siempre evitan, la decodificación».

En otras palabras, no siempre resulta claro qué está pasando. «Obsession», publicada por la editorial Ecco, es la historia de Priscilla Bingham, la viuda de un arquitecto tipo Frank Lloyd Wright quien, después de su muerte, descubre una serie de cartas, envueltas en listón magenta, que revelan con lujo de detalle su secreta y pervertida vida sexual.

La autora de estas cartas es Bee, una misteriosa mujer que quizá es producto de la imaginación de Priscilla, o posiblemente Priscilla es un producto de la imaginación de Bee.

Sea como sea, las cartas están escritas con suculento detalle.

«Obsession» está escrito en una estilizada prosa literaria que le debe algo a la novela «Historia de O» de Pauline Réage, y está ambientada en un mundo que es parcialmente fantástico. Es erótica, no pornográfica.

Hay escenas que involucran látigos, cuerdas de seda y pinzas doradas para pezones, además de un cepillo para cabello marca Masón Pearson, de ébano y con reverso liso, adquirido en Harrods. Según explica el libro, dar nalgadas con un Masón Pearson es una «cuestión seria», no la clase de cosa que es recompensada con el «delicioso resplandor prolongado de la cálida manteca de cacao». La menta, la pimienta de Cayena y una zanahoria son utilizadas de maneras nunca imaginadas en el libro «The Joy of Cooking» (La alegría de cocinar).

Vanderbilt, hoy de 85 años, podría fácilmente pasar por una joven de 25. Todavía tiene los pómulos altos y la amplia y elástica sonrisa que lucía en los 80, cuando vendía pantalones de mezclilla en televisión.

«Siempre estoy enamorada, ése es uno de mis secretos», dijo recientemente, sentada en la sala de su departamento, en Manhattan. «Estoy decidida a ser lo mejor que pueda durante el mayor tiempo que pueda, y cuando no pueda, tengo mis planes. Camino mucho y vigilo mi dieta, ésa es la clave. Siempre he tenido mucha energía».

El sexo, se supone, es algo de lo que conoce Vanderbilt, después de cuatro matrimonios, así como aventuras amorosas con Howard Hughes, Gene Kelly, Marión Brando y Frank Sinatra, entre otros. Dijo que no se sentía, para nada, avergonzada de lo explícito que es su libro, al añadir: «No creo que la edad tenga algo que ver con lo que uno escribe».

«Lo único que me avergonzaría es escribir mal y sólo me preocupaban mis hijos. Ustedes saben cómo pueden ser los hijos respecto a sus padres. Pero los míos son muy inteligentes y me apoyan».

El hijo de Vanderbilt, Anderson Cooper, presentador de noticias de CNN, quien leyó «Obsession» en manuscrito, dijo: «Las seis palabras más sorprendentes que una madre puede decirle a su hijo son: ‘Querido, estoy escribiendo una novela erótica’. Pero, de hecho, ella es bastante singular, ya no hay mucho de lo que ella haga que me sorprenda. A los 85 años, cualquier cosa que quiera escribir está bien conmigo».

En el libro, el Club Jano, escenario de la mayoría de las orgías, es administrado por Maja, una elegante madam que mantiene los estándares en el lugar al vestir a sus jovencitas con vestidos largos Fortuny, sin ropa interior y cubriéndoles los ojos con máscaras de plumas.

Si alguna vez «Obsession» se convierte en película, dijo Vanderbilt, ése es el papel que le gustaría interpretar.

No hay mucho de ella en Priscilla, señaló, quien es sexualmente tímida y frustrada, pero Bee, quien es sumamente sensual y huérfana, como lo fue Vanderbilt después de que su padre murió y su madre perdió la custodia de ella tras un largo y escandaloso juicio, es otra historia.

Charles McGrath | New York Times