Acerca de la Ira
¿Qué es la ira?:
Reacción emocional natural que todos sentimos
La emoción es natural, innata
Las maneras en que la expresamos son aprendidas (en el hogar, TV, juegos, amistades)
Todos tenemos el derecho de sentir ira
Todos somos responsables de cómo la manejamos
La ira como reacción física:
Adrenalina y otros químicos entran al flujo sanguíneo
Corazón bombea más rápido
Presión sanguínea sube
Músculos se tensan
Causas de la Ira:
Varían de persona a persona y de situación en situación
Estrés (de la familia, trabajo, salud, finanzas)
Frustración (cosas fuera de nuestro control)
Temor (amenaza de violencia o abuso verbal o físico)
Sentimientos heridos (resentimiento por rechazo u ofensa)
Injusticia
Desilusión (cuando nuestras expectativas no se cumplen)
Crítica
Beneficios de la ira:
Nos da energía y fuerza en emergencias
Nos ayuda a movilizar cambios positivos (motivación a seguir adelante)
Nos conduce a hablar, y hablando se resuelven problemas
Nos da señal de que hay problema, peligro, conflicto
Peligros con la ira:
Cuando muy intensa
Cuando muy frecuente
Cuando no pasa
Cuando lleva a la impulsividad
Cuando lleva a la violencia
Cuando es ignorada o expresada inapropiadamente, hace daño a uno mismo y a los demás
Causa o complica problemas de salud (alta presión, problemas del corazón, dolores de cabeza, dolores de estómago, problemas de la piel, estreñimiento o diarrea, problemas al dormir)
Ocasiona accidentes por estar distraído, problemas de concentración
Puede guiarnos a tomar decisiones erradas, por nublarnos el juicio
Se manifiesta como tensión y ansiedad
Conlleva a desarrollar baja auto-estima, por sentirnos fuera de control
Puede precipitar depresión, al reprimir nuestros sentimientos
Precipita o complica problemas interpersonales, sobre todo si hay sarcasmo, hostilidad y críticas
La ira fuera de control:
Crimen (asalto, destrucción de objetos, asesinato)
Abuso (físico, sexual y emocional, gritos, insultos) a seres queridos o desconocidos
Problemas en el trabajo
Abuso de alcohol o drogas (para tratar de calmar o ahogar la pena, u olvidar los problemas)
Acompáñalos en sus Sentimientos: Desarrolla la Inteligencia Emocional de tus Pequeños
Inteligencia Infantil
Razón y Pensamiento, Emoción y Sentimiento
¿Son inteligentes tus hijos? Parece ser una pregunta simple, pero refleja un fenómeno complejo, ya que la inteligencia incluye una variedad de dimensiones y manifestaciones.
Lo que comúnmente se considera inteligencia se refiere a las habilidades del pensamiento racional, cognitivo, capacidades como la memoria y la aptitud matemática, que ayudan a los niños en su desempeño académico. Esta inteligencia es en gran medida heredada, y aunque se puede desarrollar hasta cierto punto, como dice el refrán «no le pidas peras al olmo.»
Por otro lado, la llamada inteligencia emocional, popularizada por los escritos y estudios del profesor de la Universidad de Harvard Dr. Daniel Goleman, concierne a las habilidades involucradas en el comprender los sentimientos propios y ajenos, y aplicar este conocimiento al comportamiento. Sea cual sea su inteligencia racional, la inteligencia emocional de todos los niños puede cultivarse constantemente y crecer a través de la vida.
Importancia e Implicaciones
Más Vale Un Año de Adversidad, que Diez de Universidad
¿Quieres que tus hijos sean genios, o congeniales? Todos deseamos que nuestros hijos sean inteligentes, pues pensamos que la inteligencia facilita la felicidad y el éxito en la vida. Esto es acertado en algunos sentidos, y en otros sentidos equivocado. Las personas más brillantes no se sienten como las más afortunadas ni resultan ser las más triunfadoras. Los estudios señalan que el bienestar personal y ocupacional depende más del cociente emocional que del coeficiente intelectual. Quienes muestran mejores destrezas para manejar sus emociones y relacionarse con los demás son quienes viven más dichosos y satisfechos, responden mejor ante la adversidad, y se destacan como más populares y productivos a lo largo de sus vidas.
La inteligencia emocional de tus hijos puede estimularse y fortalecerse mediante experiencias y actividades durante su infancia, ya que su cerebro en desarrollo cambia según la interacción de los niños con su entorno. Para esto es crucial que los padres de familia se conecten con las emociones de sus hijos desde pequeñitos. Es de sus padres que los niños aprenden sobre sí mismos, sobre los demás, y acerca del mundo en el que viven. Es en el hogar que se enseña a reconocer, manejar, y expresar la gama de emociones que experimentamos los seres humanos. Y es en casa que los niños se socializan a la convivencia con otros.
Ya que la inteligencia emocional se desarrolla mediante la observación, la imitación, la instrucción, y la aplicación, corresponde a los padres de familia servir de ejemplos, y ejercer como educadores y entrenadores. Si tus niños ven que conoces, manejas, expresas y canalizas tus propias emociones de maneras sanas, ellos tendrán modelos inteligentes a seguir. Al enseñarles a comunicarse, compartir y comportarse en convivencia en la familia, les preparas a desenvolverse congenial y eficazmente en otras relaciones y en otros grupos.
Ingredientes Indispensables
Principios y Ejercicios para la Inteligencia Emocional
Observa y escucha a cada uno de tus hijos con atención plena.
Demuéstrale a tus hijos que sus sentimientos son importantes.
Háblale a tus hijos sobre las emociones: dicha, temor, enojo, tristeza, etc.
Permite que tus hijos expresen de forma segura sus emociones negativas.
Crea un ambiente familiar comprensivo, cómodo, abierto al diálogo.
Demuéstrale a tus hijos respeto, comprensión, y aceptación.
Juega al reconocimiento de emociones en personajes de cuentos, libros, y TV.
Preséntale a tus hijos dibujos representativos de las emociones principales y nómbrenlas.
Propicia que tus hijos hagan amistades, para practicar la convivencia con compañeros.
Recuerda darle a tus hijos su dosis diaria de Vitamina A: afecto, aliento, apoyo.
Indicadores Ilustrativos
Elementos y Ejemplos de la Inteligencia Emocional
Reconocer las emociones propias – sean placenteras o no. «Conócete a ti mismo.»
Tolerar las emociones desagradables – propias y de los demás. «Todos sentimos enojo, estrés, tristeza, temor…»
Nombrar las emociones – etiqueta, llama a las cosas por su nombre. «Al pan, pan, y al vino, vino.»
Manejar las emociones sanamente – enseña a tus hijos qué decir y hacer para expresar los sentimientos sin violencia, pues «nadie nace sabiendo.»
Controlar los impulsos – ofrécele a tus niños consejos concretos. «Cuando me enojo y siento deseos de romper algo, me retiro para calmarme.»
Comunicar las experiencias claramente – aclara la confusión, para ayudar la comunicación y afirmar la relación. «Me siento estresada, no estoy enojada contigo.»
Demostrar empatía y compasión – capta los sentimientos y necesidades de otros y ponte en su lugar. Enseña a tus hijos a «ponerse en los zapatos del otro.»
Persistir ante los contratiempos – ante las dificultades, anímate y aprende en pos de tus propósitos. «El que persevera, alcanza.»
Mostrar solidaridad ante la adversidad – dile a tus niños que cuenten contigo «en las verdes y en las maduras.»
Reflejar optimismo – comunícale esperanza a tus hijos. A pesar de los pesares, «¡sí se puede!»
Interferencia e Interruptores
Barreras y Bloqueos a la Inteligencia Emocional
A pesar de tus mejores intenciones, inevitablemente flaquearás y fallarás al impartir y compartir las lecciones de la inteligencia emocional a tus hijos. Ponte en alerta a los errores más comunes que cometemos los adultos al criar y educar niños emocionalmente inteligentes.
Ignorar los sentimientos de los niños – no tomar en cuenta, o actuar como si no notáramos las manifestaciones de sus emociones. «No le hagas caso cuando llora.»
Menospreciar las emociones de los niños – subestimar el valor y el impacto de sus sentimientos en su vida y relaciones. «Es muy chiquito, se le va a pasar el miedo y ni se acordará.»
Minimizar los problemas de los niños – reducir la importancia de las dificultades y desafíos que se les presentan. «¿Por qué te pones así por esa tontería?»
Castigar a los niños por sentir emociones – regañarlos, criticarlos, o implementar consecuencias punitivas por tener sentimientos negativos o intensos. «¡Eso te pasa por enojarte!»
Interrumpir a los niños cuando expresan sus experiencias – desperdiciar oportunidades de ayudarles a entender sus emociones y las situaciones que las precipitan. «¡Deja ya de hablar de eso, para que se te olvide!»
Inspiración e Ideas
Recordatorios y Recursos
Recordemos que desde bebés los niños sienten confusión, desesperación, frustración, y desilusión. Como adultos, es nuestra función y obligación usar la razón, y la emoción, la comunicación, la intención, y la acción. Así que ofrezcámosles atención, observación, protección, estimulación, instrucción, conversación, consolación, ¡y comprensión!
Ansiedades en las Navidades
La temporada festiva y las Navidades nos traen tanto dicha como dificultades; son emocionantes, excitantes, ¡y pueden ser angustiantes y estresantes!
¿Por qué?
Ideales irrealistas: La propaganda promueve fantasías de familias perfectas, vidas perfectas, y fiestas perfectas.
Invierno: La temporada fría y lluviosa precipita en muchos un estado de ánimo decaído y deprimido, y conlleva menos trabajo y dinero, especialmente para jornaleros y jardineros.
Finanzas: La recesión económica ha reducido el ingresos familiar, mientras las presiones de campañas consumistas provocan gastos innecesarios y crean expectativas de comprar regalos y gastar en fiestas.
Fiestas: Las festividades a menudo incluyen fricciones familiares, y son difíciles para quienes tienen adicciones, tanto a las compras, como al alcohol y a la comida.
Separación: Los inmigrantes tendemos a sentirnos nostálgicos, solos, y aislados al vivir lejos de nuestros seres queridos en nuestros países natales.
Penar: La temporada festiva propicia sentimientos de tristeza y melancolía recordando a los seres queridos fallecidos ausentes en estas fechas.
¿Qué hacer?
Hagamos primero, lo primero; lo demás, si hay tiempo, energía, y dinero
Cuidemos nuestros cuerpos, canalicemos nuestras emociones, y cultivemos nuestras relaciones
Disfrutemos las cosas pequeñas y los placeres sencillos.
Simplificarnos la vida. A la hora de compras y compromisos, preguntarnos: ¿Es necesario? ¿Es importante para mí? ¿Vale la pena el costo?
Convirtamos cualquier ocasión en festejo al ponerle atención y corazón.
Resistamos las presiones a hacer, comprar, comer o beber de más.
Cuidado con las comparaciones, los chismes, las palabras y personas que nos estresan y restan alegrías y energías.
Evitemos los malos ejemplos y el aislamiento, las malas influencias, y la violencia.
Tengamos en cuenta que los niños nos observan, escuchan, y siguen nuestro ejemplo.
Compartamos con quienes nos hacen sentir bien.
Recordemos que lo que más vale y perdura es compartir en familia, y compartir con los más necesitados.
Hagamos regalos significativos, hechos a mano por adultos y niños, regalar o un poco de nuestro tiempo…
Utilicemos las celebraciones religiosas (misas, procesiones, villancicos, Posadas, y La Pastorela) para practicar y enseñar a los niños lecciones espirituales.
Al extrañar a quienes tenemos lejos, acordar llamadas, enviar cartas del corazón y recuerdos simbólicos, mensajes y postales por correo electrónico, fotos y videos con grabaciones de eventos.
Procuremos respaldo mutuo y ayuda profesional. La salud emocional de nuestra gente depende de la de nuestras familias e individuos, apoyándonos los unos a los otros.
Y, recordemos, a la hora de gastar, comer y beber en la celebración, ¡hacerlo con moderación!
¡Felices fiestas y los mejores deseos en esta temporada y siempre a todas las familias de nuestros niños!
La Ansiedad por la Separación en los Niños
¿Qué es la ansiedad por la separación?
Es un tipo de ansiedad (angustia, malestar, tensión y temor) que experimentan los niños cuando se separan o alejan de los adultos a quienes están más apegados, típicamente sus padres o encargados.
El niño se aferra al adulto, se niega a apartarse, rechaza a otras personas, se tensa, se queja, llora, grita.
¿Es normal que los niños manifiesten ansiedad por la separación?
Sí es normal, es un fenómeno observado a través de la historia y alrededor del mundo.
Ya que los niños pequeños no pueden sobrevivir sin adultos que los cuiden, la ansiedad por la separación es un temor básico del ser humano que nos sirve para mantenernos a salvo.
Aunque es una experiencia desagradable, es un buen indicador, ya que señala que el niño reconoce a quienes le cuidan y que ha establecido vínculos afectuosos con éstos.
La ansiedad por la separación es una etapa normal del desarrollo infantil; la mayoría de los niños la experimentan en la infancia.
Pudiera representar un trastorno emocional en niños de más de 18 meses de edad.
La ansiedad por la separación según la edad de los niños:
La ansiedad por la separación suele seguir un patrón predecible.
Frecuentemente los bebés de unos 6 meses lloran y gritan al quedarse solos, para llamar la atención.
Gran parte de los infantes muestran síntomas de ansiedad por la separación de sus padres o encargados entre los 8 y los 18 meses, pues al no saber que regresarán, se sienten inseguros y vulnerables.
Usualmente se manifiesta con más intensidad entre los 8 y los 18 meses de edad, y mengua alrededor del 2do cumpleaños.
La ansiedad ante la separación suele cesar una vez que los niños comprenden que sus padres no han desaparecido y que han de regresar.
Al apartarse de sus padres o encargados, muchos niños entre los 18 meses a los 3 años hacen berrinches como muestra de angustia y para tratar de influenciar a los adultos.
Entre los 3 y los 5 años usualmente los niños demuestran sentirse ansiosos al separarse de sus padres o encargados al comenzar el preescolar o la escuela.
La ansiedad por la separación que experimentan muchos niños al comienzo de la guardería o la escuela cede cuando se sienten suficientemente seguros en el nuevo entorno y son capaces de confiar en otros adultos aparte de sus padres.
Causas de la ansiedad por la separación:
Los bebés y niños pequeños no tienen noción del tiempo, por lo que piensan que lo que ya no ven, ha desaparecido.
En medida que los niños se sienten seguros en compañía de sus padres o encargados, se sienten inseguros al separarse de éstos, especialmente fuera del entorno familiar del hogar.
Influencia del temperamento y la herencia:
Aunque todos los niños sienten ansiedad, el temperamento y la genética predisponen a ciertos niños a ser más ansiosos que otros.
Hay niños cuyo temperamento alto en reactividad y bajo en adaptabilidad les hace más propensos a experimentar ansiedad.
Los niños pueden heredar una tendencia a responder a las situaciones novedosas con niveles altos de tensión, preocupación, y temor.
Influencia de los factores ambientales:
Aún en niños mayorcitos, la ansiedad por la separación puede precipitarse o intensificarse cuando ocurren cambios en su entorno.
Sucesos tales como el nacimiento de un hermanito despiertan en los niños sensaciones de vulnerabilidad; sienten que han de competir por la atención de los padres, por lo cual no quieren separarse de éstos.
El cambiarse de casa representa para el niño separarse de un entorno físico familiar y enfrentar uno desconocido, por lo que muchos niños responden a la mudanza con ansiedad y con aferramiento hacia los padres.
Los acontecimientos traumáticos, tales como accidentes, victimización, desastres naturales, y la muerte de un ser querido pueden desencadenar retrocesos en la trayectoria de desarrollo del niño, inclusive la manifestación de ansiedad por la separación más allá de la edad típica.
Prevención de episodios de ansiedad excesiva ante la separación:
La actitud de los padres es fundamental para que la ansiedad por la separación normal no se convierta en un trastorno de ansiedad.
Cuando los padres se sienten inseguros, le transmiten inseguridad y falta de confianza a sus hijos.
Los padres deben cultivar un apego seguro con sus niños, demostrándoles atención y afecto, y satisfaciendo sus necesidades.
Pueden jugar juntos juegos de separación y regreso, de esconder y encontrar, los cuales les enseña sobre conceptos tales como constancia y permanencia.
Permitir y promover que los niños se relacionen con personas de confianza, para reducir la dependencia excesiva hacia los padres o encargados.
Ir aumentando gradualmente la duración de las ausencias de los padres.
Fomentar la autonomía del niño al presentarle opciones y oportunidades de actuar independientemente según sus capacidades.
Preparando al niño a lidiar con las separaciones:
Para que los niños se desarrollen sanamente, es necesario que experimenten situaciones de separación y reunificación de sus seres queridos.
Estas experiencias ayudan al niño a comprender que lo ausente puede volver a hacerse presente, y a aprender a crear representaciones del padre ausente.
Las experiencias de separación enseñan al niño a aceptar nuevas personas y lugares seguros, lo que desarrolla su sentido de confianza en el mundo fuera del hogar.
Si evitan toda separación, los padres pueden comunicar a los niños su propia ansiedad, poniéndoles a riesgo de desarrollar un Trastorno de Ansiedad por la Separación.
Ayudando a los niños a sobreponerse a la ansiedad por la separación:
Escuchar al niño, pidiéndole que exprese sus temores.
Comunicarle comprensión y confianza.
Decirle que es normal sentirse incómodo al separarse de los padres.
Representar con muñecos o marionetas las escenas de separación y reunificación.
Informarle con un tono positivo sobre lo que sucederá en su ausencia.
Explicarle dónde estarán los padres cuando no están con el niño.
Confortarle indicando cuándo regresarán (después de la siesta o la merienda…).
Recordarle que los padres siempre regresan.
Establecer una rutina breve al despedirse del niño (besos, abrazo, canción…).
Ocuparle con una tarea para que se sienta involucrado en el proceso.
Dejar con el niño fotos y artículos familiares (cobija, juguete…) que le recuerden a los padres.
Alabar sus intentos por tolerar y superar la ansiedad.
Reconocerle y premiarle cuando tolera la angustia por la separación.
Antes de la primera vez en que se deje en la guardería, visitarla con el niño y compartir tiempo agradable allí con el proveedor de cuidado infantil.
Conversar con el proveedor de cuidado infantil para coordinar esfuerzos.
Cuando el niño exprese ansiedad por la separación, el proveedor debe consolar al niño y comunicarle que entiende su angustia.
Tanto padres como proveedores pueden intentar provocar emociones que combaten el temor en el niño, tales como la confianza, la seguridad, la tranquilidad, y la risa.
Una vez se retiren los padres, distraer al niño con objetos y juegos llamativos.
Los padres no deben partir sin despedirse cuando el niño está atento.
Los padres no deben sucumbir al llanto del niño, dilatando la partida.
No burlarse, avergonzar, ridiculizar ni regañar al niño por su ansiedad.
No mentirle al niño.
No dejar al niño esperando su regreso.
El trastorno de ansiedad por separación:
Los padres deben procurar asesoramiento profesional si la ansiedad ante la separación es excesiva, causa angustia, interfiere con el aprendizaje y el funcionamiento social del niño, y persiste más de 4 semanas.
Según la Oficina del Cirujano General del Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos, en el 4% de los niños con ansiedad por la separación la angustia no disminuye, sino que se convierte en un Trastorno de Ansiedad por Separación.
El diagnóstico y la intervención temprana del Trastorno de Ansiedad por Separación reduce el impacto del trastorno en el desarrollo y bienestar del niño.
Sin ayuda profesional, los síntomas pueden incapacitar al niño, y extenderse a largo plazo.
Depresión en Niños y Adolescentes
Lamentablemente, la depresión en niños y adolescentes es más común de lo que pensamos. Sin embargo, a menudo no se detecta o trata temprano porque puede manifestarse de manera diferente a la típica en la adultez.
Síntomas
Tristeza o irritabilidad persistentes
Pérdida de interés en actividades favoritas
Falta de energía, malestar, y dolores
Cambios en el comer o dormir
Sentido de culpabilidad y desesperanza
Falta de concentración
Deterioro en los estudios
Aislamiento o problemas en las relaciones
Conductas autodestructivas
Causas y Efectos
Los episodios depresivos son precipitados por una combinación de factores bioquímicos (predisposiciones genéticas y desequilibrios hormonales) y psicosociales (pérdidas, problemas con familiares o pares, y presiones escolares y sociales).
La depresión tiende a correr en familias, y afecta a niños y a niñas, aún desde temprana edad. Sus repercusiones impactan su aprovechamiento académico, sus relaciones interpersonales, y su sentido de amor propio, hasta el punto de desear morir y hacer intentos contra su vida. En busca de alivio para el malestar de la depresión, a veces recurren al alcohol y a las drogas, complicando aún más la situación.
Tratamientos
Afortunadamente, tenemos a nuestro alcance recursos y tratamientos para enfrentar la depresión. En el Área de la Bahía existen fuentes de ayuda para todo niño y jóven, sin importar su situación migratoria.
Los psicólogos (licenciados con títulos de Ph.D., Psy.D), terapeutas de parejas y familias (con licencia MFT), y trabajadores sociales clínicos (siglas profesionales LCSW) ofrecen terapias y consejería individual, familiar, y grupal. Los pediatras y psiquiatras de niños y adolescentes, siendo médicos, también pueden recetarles medicinas psicotrópicas para los síntomas de la depresión.
El tratamiento puede tener lugar mientras el niño o adolescente vive en su hogar, o en hospitales o instituciones residenciales si necesitan intervención intensiva y supervisión profesional mientras se estabiliza su condición emocional.
Si el niño o joven tiene seguro Medi-cal, califica para evaluación y tratamiento de salud mental gratis por medio del programa EPSDT. Llame a su oficina de Medi-cal o pregunte en su clínica de salud.
En California, si el niño o joven tiene un plan de educación especial (PIE), tiene derecho a asesoramiento y seguimiento gratuito por medio del programa AB3632. Procure orientación en su escuela.
Los planes de seguro de salud incluyen beneficios de salud mental o psiquiatría. Infórmese llamando a su representante.
La depresión infantil y juvenil es desconcertante y angustiante. Mas hay ayuda y hay cura. ¡Adelante, que sí se puede!
Entendiendo y Atendiendo los Temores Infantiles
El temor es la percepción de una amenaza, sea real o imaginada. Los miedos infantiles son parte normal y útil del crecimiento de los niños, ya que les conducen a tomar precauciones ante posibles peligros o evitar situaciones que puedan lastimarlos.
Todos hemos tenido y tenemos temores. De hecho, los temores de los niños a menudo reflejan los temores de los adultos a su alrededor.
Ciertos temores son comunes en las distintas etapas del desarrollo infantil. Los bebés reaccionan con miedo ante estímulos sensoriales intensos, tales como los sonidos fuertes. Cerca del primer año muestran miedo a personas y lugares desconocidos. Los niños pequeños a menudo exhiben miedo al abandono de sus padres, a la oscuridad, a los insectos o a otros animales, y a monstruos y otros seres imaginarios. Los preadolescentes y adolescentes temen a los accidentes, a las catástrofes naturales, a la muerte, y a ser lastimados, rechazados, o ridiculizados.
Hay miedos comunes que se disipan con el pasar del tiempo y sin mucha intervención, y hay miedos sintomáticos de otros problemas o trastornos que pueden requerir ayuda profesional. Las fobias son temores irracionales muy intensos y angustiantes que pueden incapacitar si limitan las actividades cotidianas del niño. Por ejemplo, las fobias a las situaciones sociales o a la escuela interfieren con el desenvolvimiento interpersonal y educacional del niño.
Las diferencias individuales también juegan un papel notable en los temores infantiles. Hay niños que son más temerosos o más osados dados su temperamento y personalidad. Además, los niños difieren entre sí en cuanto a cómo manifiestan sus temores. Si bien algunos niños admiten sentir miedo, otros no lo comunican con palabras sino al evitar las situaciones temidas.
Cuando entendemos y atendemos los miedos de nuestros niños, esto les ayudará a enfrentarlos y superarlos. He aquí unas 10 guías:
Hablar sobre los temores, incluyendo los de nuestra niñez, y ofrecer explicaciones sencillas.
Comunicar calma, control, cariño, consuelo, confianza, comprensión, y protección.
Proteger sin sobreproteger, sirviendo de ejemplo al tomar precauciones y riesgos.
Premiar los esfuerzos por enfrentar y superar los temores.
Acompañar y alentar acercamientos a las situaciones temidas.
Exponer al niño a lo temido poco a poco, progresivamente, de forma gradual.
No obligar a enfrentar las experiencias temidas súbitamente.
Evitar programas de TV, películas y juegos que despierten o agudicen temores.
No burlar, ridiculizar, avergonzar, asustar a la hora de disciplinar, y aumentar los temores de los niños con los nuestros.
Consultar pediatras o terapeutas si los temores son muchos, intensos, persistentes, interrumpen el desarrollo, o limitan la vida diaria del niño.
Recordemos que lo temido siempre es real para quien lo teme. Cuando nuestros niños se sientan asustados, atemorizados, aterrorizados o espantados, que nos sientan a su lado. Distingamos los temores comunes y simples de los temores sintomáticos. Y ayudémosles a enfrentar y superar sus miedos procurando ayuda si fuera necesario.
¿Está la Taza Medio Vacía, o Medio Llena?
La manera de pensar pesimista, con tendencias a la depresión, fija la atención en lo ausente y en lo problemático. El pensamiento optimista, con las “pilas puestas,” se enfoca en lo presente y en las posibilidades…
Al abordar cualquier asunto, la perspectiva que adoptamos define las preguntas y las respuestas que serán generadas. Al percibir una taza llena hasta la mitad como “medio vacía,” nos enfocamos en la falta o escasez de cierta sustancia, preguntándonos “¿Qué hace falta?” Mientras nos lamentamos por las deficiencias, el contenido de la taza puede derramarse, echarse a perder, o evaporarse. Cuando la misma taza es percibida como “medio llena,” nos enfocamos en la existencia, disponibilidad y potencial de la sustancia presente, preguntándonos “¿Qué tenemos?” Al hacerlo así, podemos utilizar el contenido de la taza de maneras útiles y creativas, y posiblemente podamos expandirla.
El proceso de evaluar a una persona –inclusive a nuestros niños- o situación debe incluir un examen minucioso de las fortalezas, habilidades, y recursos presentes, tanto como de las debilidades, deficiencias y necesidades existentes. Antes o además de evaluar a otras personas o situaciones, recomendamos hacer un asesoramiento de uno mismo en el lugar de la taza o recipiente.
Instrucciones:
Imagínese a sí mismo(a) (o a la persona o situación en cuestión) como si fuera una taza cuyo contenido alcanza la mitad del vaso.
En una página en blanco, dibuje un recipiente alto, y trace una línea atravesándolo por el medio. Describa lo que está “presente” y “ausente,” haciendo una lista en la parte superior/vacía del recipiente de lo que considera son las debilidades principales (necesidades, debilidades, deficiencias, limitaciones, discapacidades), y otra lista de lo que considera son las fortalezas principales, (recursos, talentos, virtudes, habilidades, destrezas) en la parte inferior/llena del recipiente.
Reflexione sobre el proceso de generar las listas y sobre el contenido de sus listas respondiendo las siguientes preguntas.
Reflexiones:
¿Qué descubrió o aprendió en el proceso de listar fortalezas y debilidades?
¿Cuáles fueron más fáciles de identificar, las fortalezas, o las debilidades?
¿A qué o a quién le atribuye lo que identificó como fortalezas y debilidades?
¿Le estimuló este ejercicio a intentar algún cambio de actitud o perspectiva?
¿Qué sentimientos o reacciones emocionales fueron evocadas por este ejercicio?
¿Tiende usted a percibir las tazas de la vida como “medio llenas,” o “medio vacías”?
Recomendaciones:
Notemos cuando asumimos una perspectiva de “taza medio vacía” ante nosotros/as mismos/as, otras personas, o situaciones en nuestro entorno.
Enfoquemos nuestra atención deliberadamente en la mitad “medio llena” de aquello y aquellos con que nos relacionamos.
Manifestemos el contenido de nuestra taza poniendo en práctica nuestras habilidades, utilizando nuestros recursos, y compartiendo nuestros talentos.
Identifiquemos posibles maneras de expandir el contenido de nuestra taza por medio del aprendizaje y ejercicio de destrezas, y el cultivo de nuestras virtudes.
Manejo de la Ira
Pasos:
Pare-Reconocer la ira por sus señales
Despacio-Identificar la causa o precipitante
Adelante-Decidir qué hacer
Evitar:
Tomar el asunto personalmente
Ignorar el asunto y esconder sus sentimientos
Guardar cuentas
Mantener la ira embotellada
Culpar a otros por nuestra ira
Usar alcohol o drogas para lidiar con nuestra ira
Manifestar la ira con conductas agresivas
Intentar:
Hacer un alto
Retirarse de la situación
Contar hasta que se calme
Respirar profundamente
Cantar
Gritar donde no le oigan
Calmarse antes de hablar
Expresarse clara y firmemente
Orar
Tomar agua
Tomar ducha o baño tibio
Llorar, desahogarse
Buscar ayuda
Usar el sentido del humor
Actividad física, ejercicio, deporte
Relajamiento muscular y descanso
Pasatiempos
Escribir una carta, o notas en un diario
Escuchar música
Pegarle a algo no peligroso
Dejar pasar, escoger qué batalla pelear
Perdonar
Cuando otros expresan su ira:
No responder con más ira (no echarle gasolina al fuego)
No tomarlo personalmente
Escuchar atentamente
Tomar precauciones
Cuando sus niños sienten ira:
Sea un buen ejemplo manejando su propia ira
Escúcheles
No usar castigo físico
Decida si es ira normal o un problema que necesita ayuda profesional
Manejando Emociones y Conflictos Sin Violencia
Primero, las noticias alarmantes:
Los estudios señalan que los niños tienden a desarrollar conductas agresivas si son expuestos a situaciones violentas durante sus primeros 5 años.
Muchos de nuestros niños pequeños son o víctimas o testigos de violencia en sus hogares y vecindarios.
Aún cuando creamos que son muy pequeños para darse cuenta, o cuando no se les abuse directamente, los niños siempre son víctimas en situaciones de violencia familiar o comunitaria.
Más de la mitad de los niños que crecen en ambientes violentos desarrollan problemas serios:
– tristeza y depresión
– ira y agresión
– temores y preocupación
– pesadillas y participación en pandillas
– problemas en su desarrollo, aprendizaje, y relaciones.
Estos niños corren riesgo alto de convertirse en víctimas o agresores en el futuro.
A menos que interrumpamos el ciclo, dado que la violencia consiste de conductas aprendidas por medio de observación, imitación y repetición, éstas serán pasadas de generación en generación.
Ahora, las noticias alentadoras:
Podemos detener el ciclo destructivo de la violencia ofreciéndole a nuestros niños ejemplos constructivos de cómo manejar las emociones y resolver los conflictos.
Existen programas efectivos de prevención de violencia en el cual se les enseña a los niños las destrezas emocionales y sociales para evitar ser víctimas o agresores.
Por ejemplo, el programa “Segundo Paso” está siendo utilizado ampliamente en centros preescolares y escuelas a través del Área de la Bahía de SF.
Los niños con destrezas socio-emocionales tienden a sentirse más felices y a ser más exitosos en sus relaciones con otras personas ¡y hasta en su rendimiento escolar!
Por ejemplo, el programa “Segundo Paso” está siendo utilizado ampliamente en centros preescolares y escuelas a través del Área de la Bahía de SF.
Los niños con destrezas socio-emocionales tienden a sentirse más felices y a ser más exitosos en sus relaciones con otras personas ¡y hasta en su rendimiento escolar!
Podemos fomentar destrezas socio-emocionales en casa:
– Hablando de las emociones de los personajes de libros y películas.
– Haciendo lista de emociones y teniéndola a mano para identificar sentimientos.
– Ensayando técnicas de calmarse y manejar el enojo (respirar profundo, contar, distraerse, retirarse).
– Practicando técnicas de resolver conflictos (identificar el problema y las opciones, pedir ayuda, decidir).
– Enseñando a compartir y competir con compañerismo usando juegos de mesa y deportes.
Procuremos educación, información y orientación, para la prevención, la intervención, o la sanación de las heridas que causa la violencia familiar y comunitaria. Al enseñarle a nuestros niños a entender y manejar sus emociones, y resolver conflictos de maneras constructivas, estamos formando una futura sociedad que enfrenta sus problemas sin recurrir a la violencia. No dejemos pasar tan importante oportunidad, desde temprano, desde casa.
Manejando la Influencia de Nuestros Seres, Objetos, Lugares, y Actividades Significativos en Nuestro Ánimo Personal y Familiar
¿Qué forma e informa la actitud y perspectiva que asumimos como individuos y como padres de familia ante las situaciones que nos presenta la vida? ¿Qué influye en el humor y estado de ánimo nuestro y de nuestra familia de día a día? Una vez identificamos lo que nos anima y desanima, podemos tomar medidas para mantener un nivel anímico placentero y productivo.
Nuestros pensares y sentires cotidianos están vinculados a nuestro temperamento biológico y carácter psicológico, a los valores que hemos aprendido y adoptado, y a los ideales elevados y abstractos que nos guían los pasos. Sin embargo, los pensamientos y sentimientos de niños y adultos también son afectados significativamente por elementos tan cercanos y concretos como lo son los seres, los objetos, los lugares, y las actividades con que nos involucramos cada día.
Ciertamente, los seres, objetos, lugares y actividades con los que nos relacionamos son influencias ambientales que tienen el potencial de impactar poderosamente nuestras experiencias internas tanto como nuestros comportamientos. Aquellos percibidos como influencias positivas pueden contribuir a sentirnos optimistas y de buen humor, ¡y viceversa!
De hecho, para mejorar nuestro ánimo se recomienda que deliberadamente aumentemos nuestro contacto con influencias ambientales positivas, y reduzcamos nuestra exposición a las negativas. ¿Acaso no sonreímos emocionados con sólo imaginarnos con nuestros seres amados, especialmente con nuestros niños, e inclusive con nuestras queridas mascotas? ¿Alguna vez se ha enfermado o estresado con apenas encontrarse en lugares o con objetos que le evocan recuerdos de experiencias difíciles o dolorosas? De manera similar reaccionan los niños ante estímulos que evocan ánimos más positivos o negativos.
En el siguiente ejercicio creamos listas como un formato simple para identificar seres, objetos, lugares, y actividades que se destacan como positivos y negativos en nuestras vidas. Podemos explorar los orígenes de estas asociaciones, memorizar o llevar las listas con nosotros como recordatorio, o simplemente referirnos a éstas periódicamente y actualizarlas según acumulamos nuevas experiencias.
Instrucciones:
Divida una hoja de papel en cuatro cuadros por medio de una cruz.
2. Al tope de cada cuadrante escriba los encabezados: «Seres Positivos,» «Objetos Positivos,» «Lugares Positivos,» y «Actividades Positivas.»
3. Bajo cada encabezado, escriba en forma de lista aquellos seres, objetos, lugares y actividades que incitan pensamientos (ideas, recuerdos, fantasías) y sentimientos (sensaciones, emociones, pasiones) agradables, placenteros, constructivos, inspiradores, relajantes, energizantes…
4. Considere incluir seres, objetos, lugares y actividades con los que no le sea posible relacionarse directamente (personas fallecidas, objetos perdidos) o regularmente (lugares distantes, actividades de temporada).
5. Bajo «Seres,» puede anotar animales, plantas y personas, presentes o ausentes, con quien pudiera entablar contacto en persona o por teléfono o cartas, o mediante el pensamiento.
6. Bajo «Objetos,» puede listar fotografías, libros, piezas musicales, obras de arte, juguetes, alimentos, prendas de vestir, adornos o cualquier otra cosa con valor sentimental.
7. Bajo «Lugares,» puede mencionar espacios específicos tales como un mueble, rincón, parque, ciudad o país en particular, y generales, tales como playas, bosques, iglesias, teatros, o parques de diversión que pueda visitar en persona o mediante la imaginación.
8. Bajo «Actividades,» escriba acciones que impactan su sentir, sean domésticas, artísticas, atléticas, mecánicas, literarias, laborales o recreacionales.
9. Al reverso de la página, repita el proceso, esta vez creando listas bajo los encabezados: «Seres Negativos,» «Objetos Negativos,» «Lugares Negativos,» y «Actividades Negativas.»
10. Reflexione sobre el proceso del ejercicio y sobre sus respuestas al contestar las siguientes preguntas.
Reflexiones:
¿Qué descubrió, recordó o aprendió al crear estas listas?
2. ¿Tuvo dificultades creando alguna de las listas, o respondiendo a ciertas categorías?
3. ¿Le estimuló el ejercicio a tener más contacto con lo incluido en las listas de positivos, o a abordar de alguna manera lo incluido en las listas de negativos?
4. ¿Qué reacciones emocionales agradables o desagradables evocaron este ejercicio?
5. ¿Qué pasos comenzará a tomar para regular su contacto con los elementos que tienden a animarle o desanimarle?
Mutismo Selectivo: Niños que no Hablan en Público
Tal vez porque he mencionado en la radio que de niña padecí de mutismo selectivo, a menudo recibo llamadas, mensajes, y visitas en mi consulta de padres y maestros, preguntando preocupados qué hacer para entender y ayudar a los niños quienes, siendo capaces de hablar en casa, no se atreven a hablar en lugares públicos, inclusive la escuela.
El mutismo selectivo se considera un trastorno sicológico/siquiátrico usualmente evidente en la niñez, el cual puede producir no sólo angustia en los niños que lo manifiestan, sino que puede interrumpir su desarrollo social y su progreso escolar. Por esto amerita entender el fenómeno, para prevenirlo o abordarlo y resolverlo, mientras antes, mejor.
¿Qué lo Antecede?
En gran parte de los casos de mutismo selectivos se encuentran presentes uno o más de los siguientes factores:
Disturbios del habla, tales como errores de articulación y pronunciación.
Problemas del lenguaje, comunes en niños que están aprendiendo más de un idioma.
Percepción de no tener poder personal; el silencio se interpreta como una manera de ejercer control sobre otras personas en su entorno inmediato.
Historial de haber presenciado o experimentado sucesos traumáticos que producen un retroceso en el desarrollo infantil (por ejemplo, presenciar violencia familiar o ser víctima de abuso físico, emocional o sexual).
Cambios y transiciones estresantes, como lo es el comienzo de la escuela en niños que no están preparados emocional o socialmente.
¿Qué no Ayuda?
A veces con las mejores intenciones los adultos se equivocan al tratar de hacer hablar a los niños al:
Ignorar el silencio del niño, pretender que es normal que el niño no hable fuera de casa.
Comparar al niño con otros niños que no manifiestan mutismo selectivo.
Amenazar o maltratar al niño por no hablar.
Ridiculizar al niño o burlarse de su silencio.
Chantajear al niño para que hablen.
¿Qué Ayuda?
Para que los niños que se sienten más seguros en silencio comuniquen sus necesidades, deseos y experiencias con palabras, ayudan los siguientes acercamientos:
1. Unirse al niño en las maneras que éste use para expresarse, y así desarrollar o reforzar la conexión cómoda y estrecha con él.
2. Animar al niño de formas gentiles y juguetonas a que hable mientras se le expone gradualmente a situaciones en las que por lo general no habla.
3. Enseñar al niño el lenguaje de señas, y pedirle que se comunique con éste cuando no hable.
4. Fomentar la sensación de seguridad en los entornos en los que se desenvuelve el niño, no tolerando la burla, la intimidación, o el maltrato.
5. Demostrar confianza y esperanza al niño en su habilidad de usar su voz para comunicarse, aún cuando se le haga incómodo inicialmente.
Para los niños cuyo mutismo selectivo tiene orígenes específicos, modalidades e intervenciones terapéuticas particulares son pertinentes, incluyendo aquellas que tratan los trastornos de habla y de lenguaje, y los trastornos de ansiedad, inclusive el trastorno de ansiedad debido a sucesos traumáticos.
Si bien el mutismo selectivo puede ser angustiante para el niño y para sus padres y educadores, cuando se interviene temprano y consistentemente se logra la recuperación total.
Cuando yo era niña, otros niños se reían de mí en el autobús escolar y en la escuela, llamándome «Conversación» porque no me oían hablar. ¡Si supieran ahora que dedico la mayor parte de mi tiempo hablando en sicoterapia, enseñando, en tarimas y ante micrófonos, usando mi voz para conversar!
Nuestra Salud Mental
Los estudios demuestran que nuestra salud física, emocional, y social depende de nuestra salud mental. Cuando no estamos mentalmente sanos, nuestros cuerpos se enferman, nuestras relaciones sufren, y nuestra capacidad de trabajar o estudiar se deteriora. Y cuando la salud mental de un miembro de la familia falla, todos nos afectamos. Protejamos y fomentemos la salud mental de toda la familia, para nuestro bienestar presente y futuro.
No es Fácil
El diario vivir está lleno de dificultades que amenazan nuestra salud mental. Los padres cargan innumerables responsabilidades, y los inmigrantes enfrentamos las barreras del idioma, las diferencias culturales, y la falta de suficiente dinero o apoyo. Nos sentimos solos, y nos perdemos en el laberinto de los sistemas.
Enfermedades Mentales
Los Latinos sufrimos las mismas dolencias que la gente de otras culturas, aunque le llamemos por otros nombres o lidiemos con ellas de manera diferente.
¿Quién no sufre de estrés, con la prisa de la vida en este país, y con tantos deberes que asumimos? Este estrés puede causar o empeorar achaques y enfermedades.
¿Quién no vive con temores y ansiedades, con las malas noticias y los peligros a nuestro alrededor? Algunos tememos salir de casa, manejar, o no podemos dormir por sentirnos preocupados.
¿Quién no se deprime al enfocarse en los problemas con los que tenemos que lidiar? La depresión, común aún entre niños y adolescentes, puede incapacitarnos y hasta llevar al suicidio.
¿Quién no se ha visto afectado por una adicción, sea al alcohol o drogas, o a la nicotina, la cafeína, o la comida? Las adicciones son destructivas al individuo y a quienes lo rodean, y afectan a nuestra juventud cada vez más temprano.
¿Y quién no tiene en su familia, aunque sea parientes lejanos, alguien con una enfermedad mental seria, como la esquizofrenia o el desorden bipolar? Éstas son causadas por desequilibrios químicos en el sistema nervioso, y necesitan tratamiento médico.
Sí se Puede
Evitemos los malos ejemplos y el aislamiento, las malas influencias, y la violencia.
Sigamos y sirvamos de buenos ejemplos
Cuidemos nuestros cuerpos, canalicemos nuestras emociones, y cultivemos nuestras relaciones.
Procuremos respaldo mutuo y ayuda profesional. La salud mental de nuestra gente depende de la de nuestras familias e individuos, apoyándonos los unos a los otros.
Nuestros Niños Tímidos
La timidez en sí misma no es problemática o patológica, mas puede llegar a serlo cuando causa malestar o ansiedad excesiva, o cuando persiste a través del tiempo y de los contextos. La timidez también puede entorpecer el desarrollo infantil sano al interferir con las relaciones sociales y el desempeño académico.
Los niños tímidos tienden a ser ansiosos, pero pueden crecer felices y exitosos. Entendamos y atendamos a nuestros niños tímidos, para que así sea.
Características:
Les toma tiempo entrar en calor, desarrollar confianza.
Se sienten inseguros y vulnerables, incómodos con personas y/o en lugares desconocidos.
Tratan de evitar el hablar, y ciertas personas, lugares, o situaciones sociales.
Tienen dificultades expresando sus pensamientos y sentimientos.
No manifiestan sus talentos y potencialidades.
Sufren achaques físicos relacionados al estrés.
Prefieren estar solos y no toman la iniciativa para hacer amistades.
Se apegan a sus adultos de confianza.
Tienen concepto bajo de si mismos y son sensibles a la crítica.
Sucumben ante la intimidación y se les dificulta pedir ayuda.
Causas:
La ansiedad ante la separación, etapa normal en el desarrollo infantil.
La ansiedad hacia los desconocidos, fase transitoria en el desarrollo infantil.
Predisposición genética a heredar la inclinación hacia la timidez.
Diferencias temperamentales naturales.
Conductas aprendidas por imitación mediante el ejemplo de modelos tímidos.
Secuela del haber experimentado crítica y/o burla.
Falta de experiencia practicando conductas alternas.
Ambientes familiares de sobreprotección y aislamiento social.
Respuesta al descuido, a la negligencia.
Amenazas y disciplina severa generan inseguridad y timidez.
¿Qué Decir?
Te amo y te acepto tal cual eres.
Hay tiempo para todo: tiempo a solas, y tiempo en compañía.
Voy a ayudarte a que te sientas más cómodo y sobreponerte a la timidez que te limita.
Sé que es difícil para ti, y sé que puedes hacerlo.
Aunque te sea incómodo, te sentirás mejor una vez lo hagas.
¿Qué Hacer?
Responder a las conductas tímidas con paciencia, respeto, comprensión, y compasión.
Prestar atención a lo que el niño hace y no hace, cuándo, dónde, y con quién.
Exponer al niño gradualmente a personas y situaciones seguras.
Acordar citas para jugar con niños de familias de confianza.
Elogiar los comportamientos, esfuerzos, acercamientos, cambios, y logros.
Enfatizar las capacidades y habilidades del niño, e inscribirle en clases relacionadas.
Usar juegos para enseñar destrezas sociales.
Dar al niño responsabilidades razonables a cumplir, y alentar, animar, ayudar, y apoyarle en la toma de decisiones.
Coordinar con maestros y otros adultos que muestren atención y cariño al niño.
Consultar consejeros o sicólogos y leer libros e información por Internet.
¿Qué Evitar?
1. Llamar al niño “tímido,” o permitir que otras personas lo hagan.
2. Ridiculizar o burlarse del niño, o permitir que otras personas lo hagan.
3. Presionar al niño a la fuerza a enfrentar las situaciones angustiantes.
4. Hablar por el niño.
5. Comparar al niño con otros.
Si bien no son comunes las transformaciones drásticas de niños tímidos con temperamento introvertido a niños gregarios con personalidad extrovertida, los niños callados y reservados pueden llegar a sentirse seguros de sí mismos, más cómodos en situaciones sociales, más dispuestos a manifestarse, y florecer mostrando sus destrezas y talentos.
Recordatorios para Apoyar el Desarrollo Emocional de Nuestros Niños
Para estimular su crecimiento,
y prevenir su sufrimiento…
Recordemos que los niños,
desde que son bebés,
sienten
confusión,
desesperación,
frustración,
y desilusión.
Como adultos,
es nuestra función
y obligación
usar la razón,
y la emoción,
la comunicación,
y la expresión,
la intención,
y la acción.
Así que ofrezcámosles
atención,
observación,
protección,
alimentación,
comunicación,
comprensión,
consolación,
estimulación,
felicitación,
conversación,
canción,
¡ y diversión!
La Salud Emocional Infantil
Necesidades Infantiles Básicas
Atención al cuerpo, cerebro, y corazón del niño.
Atención al entorno y los alrededores del niño.
Tiempo compartido con adultos afectuosos y consistentes.
Estimulación de los cinco sentidos.
Ejemplos para la Expresión de los sentimientos.
Los Primeros Cinco Años
Estudios científicos señalan que los primeros cinco años de vida son la base fundamental del desarrollo físico, mental, y social humano.
Durante los primeros 5 años es cuando el cerebro tiene más capacidad para aprender.
Los primeros 5 años son un período crucial para el desarrollo de las destrezas del lenguaje.
Los primeros 5 años son un período crucial para el desarrollo de la regulación de emociones.
Puede que las funciones esenciales que no se estimulen durante los primeros 5 años no se desarrollen posteriormente.
Principios de la Salud Emocional
Los temores, la tristeza, el enojo y el estrés son parte de las experiencias humanas universales.
Algunos niños desarrollan trastornos de ansiedad, del ánimo, y adicciones.
Enseñarle a los niños a manejar sus emociones y a cultivar buenas relaciones.
La salud física, mental, y social infantil depende en gran medida de la salud emocional.
Cuando los niños no están emocionalmente sanos, sus cuerpos se enferman, sus relaciones sufren, y su capacidad de aprender se deteriora.
Elementos de la Salud Emocional
Afecto, aliento, apoyo.
Protección, entorno seguro, libre de violencia.
Comunicación constante, con confianza.
Disciplina consciente, paciente, y consistente.
Para estimular su crecimiento, y prevenir su sufrimiento… Recordemos que los niños sienten confusión, desesperación, frustración, y desilusión. Como adultos, es nuestra función y obligación usar la razón, y la emoción, la comunicación, la intención, y la acción. Así que ofrezcámosles atención, observación, protección, estimulación, conversación, comprensión, consolación, ¡y felicitación!.
Tareas para Padres de Familia
Observar y escuchar atentamente para conocer a niño por fuera y por dentro.
Reconocer cambios que puedan representar problemas.
Comunicarles interés en sus experiencias.
Ofrecernos como guías.
Estar disponibles como aliados.
Aliados para Padres de Familia
Escuela o guardería.
Clínica pediátrica.
Consultorio sicológico.
Agencias comunitarias (consejería, clases para padres).
Medios de comunicación.
Marisol Muñoz-Kiehne, PhD | Nuestros niños