La baja autoestima y la insatisfacción personal son algunos factores de riesgo. Empieza a ser un problema cuando es el principal pensamiento del afectado.
¿Quiere saber si su pareja es adicta al cibersexo? Existen algunas claves para detectar este tipo de comportamientos, de la misma manera que hay indicadores para distinguir cuándo un adolescente está ‘enganchado’ a las redes sociales o a cualquier juego ‘online’.
Dado que las consultas por este tipo de cuestiones han aumentado en los últimos años, Vega González, Laura Merino y Margarita Cano, las tres psicólogas especializadas en drogodependencias y socioadicciones, han escrito un libro que profundiza en este nuevo campo: ‘Las e-adicciones. Dependencias en la era digital: ciberjuego, cibersexo, comunidades y redes sociales’.
Según Vega González, por ejemplo, es más habitual encontrar varones adultos ‘enganchados’ al cibersexo. «Tuve el caso de un hombre mayor adicto al chat erótico que también hacía uso de la voz en directo. Un día, sus hijas le pillaron en una conversación ‘animada’ y fue entonces cuando acudieron a consulta». Después de trabajar este problema en familia, se puede decir, que, actualmente, «el hombre lo ha superado».
Como explican las psicólogas, existen algunos factores de riesgo que son comunes a otras adicciones: ser adolescente (son más impulsivos, más débiles ante la presión social y poco críticos con el consumo), baja autoestima, baja tolerencia a la frustración, insatisfacción personal, situaciones conflictivas (crisis personales, laborales o económicas), etcétera. «Este paciente sentía, sobre todo, insatisfacción personal. De joven había sido un ‘dandy’ y le costaba aceptar el deterioro del paso del tiempo […] Internet le permitía fabular sin identificarse. De hecho, no ponía una foto suya sino la de un actor joven. El anonimato también le enganchaba», comenta González.
¿En qué se nota? Vega González asegura que las señalas de alarma son las mismas en cualquiera de estas adicciones. «En adolescentes, los resultados académicos empiezan a bajar, dejan de salir a jugar, se aíslan y si no se pueden conectar se ponen agresivos y se enfadan». Empieza a ser un problema cuando la red se convierte en el pensamiento principal del niño y toda su vida gira en torno a la misma.
Las psicólogas cuentan que un adulto ‘enganchado’ también se aísla socialmente, incluso deja de ir a trabajar, poniendo siempre excusas. «Es incapaz de detener la conducta, a pesar de las consecuencias negativas que pueda acarrearle tanto económicamente, como en la familia o en el trabajo».
En todos los casos, afirma Vega González, es fundamental trabajar el tratamiento con los familiares para ayudarles a ellos también y darles pautas que faciliten el camino. «Son claves para el control económico y emocional. Deben aguantar y no sentir pena». El objetivo es que el paciente reconozca su problema, aprenda a controlarse y recupere su vida anterior.
«Los hombres adultos se ‘enganchan’ más al cibersexo o a los juegos de apuestas, los chavales al ciberjuego y las mujeres, quizás más a las redes sociales», apunta la psicóloga. «Los juegos online (sobre todo de rol), por ejemplo, lo tienen todo para ‘enganchar’. Incluye retos, se juega en grupo, se interactúa con participantes de otros países…».
Para prevenir estas conductas adictivas, «es aconsejable que los padres pongan límites en cuanto a horarios, sitúen el ordenador en una sala común o en una habitación donde se vea la pantalla de cara al entrar por la puerta; estimular actividades al aire libre, con otros niños y, sobre todo, mucha comunicación», concluye González.