Como formar nuevas conexiones cerebrales en la mediana edad

articleinlineMe encanta leer historia, y los estantes en mi sala están llenos de libros. El problema es que, por mucho que he disfrutado mis libros, realmente no recuerdo haber leído ninguno. Desde luego, conozco los puntos principales. Pero ¿Acaso no retuve nada más, después de subrayar todas esas partes interesantes? Es exasperante y no tan inusual para un cerebro de mediana edad: no sólo se me olvidan libros enteros, sino películas que acabo de ver, desayunos que acabo de comer, y los nombres, ¡ay! Soy pésima para los nombres.

Los cerebros en la mediana edad, que, en vista de las expectativas de vida más largas, actualmente se extiende desde los cuarenta y tantos hasta alrededor de los 69 años, también se distraen con más facilidad. Si uno pone a hervir aguapara pasta y luego va a abrir la puerta cuando suena el timbre, de repente desaparece todo recuerdo de del agua en ebullición.

Considerando todo esto, surge la pregunta, ¿puede un cerebro viejo aprender y luego recordar lo que aprende? Resulta que sí. Durante los últimos años, los científicos han estudiado como los cerebros envejecen y confirmado que continúan desarrollándose durante y después de la mediana edad.

Muchas opiniones sostenidas durante mucho tiempo, entre ellas la que dice que el 40% de las células cerebrales se pierde, han quedado anuladas. Lo que está metido en el cerebro quizás no haya desaparecido, sino simplemente haya quedado almacenado en los pliegues de las neuronas.

Deborah M. Burke, profesora de psicología en Ponoma College, en California, explica cómo esto ocurre. Ella ha investigado esos momentos cuando uno tiene algo en la punta de la lengua, pero no puede traerlo a la mente. Sus investigaciones demuestran que tales incidentes aumentan en parte porque aumentan en parte porque las conexiones neurales, que reciben, procesan y transmiten información, pueden debilitarse con el desuso o la edad.

Pero Burke también encuentra que si uno escucha sonidos que son cercanos a los que intenta recordar (por ejemplo, alguien habla de un crucero cuando uno intenta acordarse del nombre de Tom Cruise), el nombre perdido de repente vendrá a la mente. La similitud de los sonidos puede reactivar una conexión cerebral débil. Esta asociación a menudo sucede de forma automática y pasa inadvertida.

Recientemente, los investigadores han encontrado noticias aún más positivas. El cerebro, cuando atraviesa la mediana edad, mejora en reconocer la idea central, el panorama general. Si se le mantiene en buena forma, el cerebro puede continuar construyendo vías que ayudan a su dueño a reconocer patrones y, como consecuencia ver la importancia de una idea e incluso soluciones con mucha mayor rapidez que una persona joven.

El secreto es encontrar maneras de mantener las conexiones cerebrales en buena condición y desarrollar más de ellas. “El cerebro es plástico y continúa cambiando, no al carecer en volumen, sino al permitir más complejidad y una comprensión más profunda”, dijo Kathleen Taylor, profesora en St. Mary’s College of California, quien ha estudiado maneras de impartir con eficacia enseñanza a los adultos. “Como adultos, tal vez no siempre aprendemos con la misma rapidez, pero estamos preparados para este próximo paso del desarrollo”, dice.

Los educadores sostienen que, una manera de darle un empujón a las neuronas en la dirección correcta es desafiar los mismos supuestos que trabajaron con tanto empeño de acumular en su juventud. Con un cerebro ya lleno de vías bien conectadas, los estudiantes adultos deben “sacudir sus sinapsis un poco” al enfrontar pensamientos que son contrarios a los suyos, dice Taylor, quien tiene 66 años.

Enseñar información nueva no debería ser el enfoque de la educación para adultos, dijo. En lugar de ello, el desarrollo cerebral continuo y una forma más rica de aprendizaje puede requerir que uno “se tope con personas e ideas” que son diferentes.

“Hay un lugar para la información” dijo Taylor. “Necesitamos saber cosas. Pero tenemos que avanzar más allá de eso y cuestionar nuestra percepción del mundo. Si siempre te juntas con personas que piensan igual que tú y lees cosas que concuerdan con lo que ya sabes, no vas a ampliar tus conexiones cerebrales establecidas”.

Ejercitar la mente de esta forma es exactamente lo que los científicos afirman es la mejor manera de mantener un cerebro afinado: salga de su zona de comodidad para desafiar y nutrir su cerebro. Haga cualquier cosa, desde aprender un idioma extranjero hasta tomar una ruta diferente al trabajo.

Barbara Strauch | New York Times