La creatividad es muy similar a la locura, dicen científicos que han estado estudiando la forma en la que opera la mente
Imágenes del cerebro revelan asombrosas similitudes en los procesos neuronales de las personas altamente creativas y aquellas que padecen de esquizofrenia.
Ambos grupos carecen de importantes receptores que se emplean para filtrar y canalizar el pensamiento.
Según expertos del Instituto Karolinska, en Suecia, puede que este procesamiento desinhibido sea lo que le permite a la gente creativa «pensar fuera de la caja» o lateralmente.
Pero en otras personas puede conducir a enfermedades mentales.
Los expertos sospechan que más que una división clara lo que hay es una especie de continuum, que permite a algunos tener rasgos psicóticos pero pocos síntomas negativos.
Arte y sufrimiento
Algunos de los principales artistas, escritores y pensadores de la historia han padecido de enfermedades mentales.
Un ejemplo es el pintor holandés Vincent van Gogh. Otro, el matemático estadounidense John Nash (interpretado por Rusell Crowe en la película «Una mente brillante»).
También se sabe que la creatividad está asociada con un mayor riesgo de depresión, esquizofrenia y desorden bipolar.
De la misma forma, la gente que tiene familias con una historia de problemas mentales también tiende a ser más creativa.
Y el profesor Fredrik Ullen cree que sus hallazgos pueden explicar por qué.
Ullen estudió los genes receptores de dopamina en el cerebro (D2), que según los expertos controla el pensamiento divergente.
Uno de sus hallazgos fue que la densidad de receptores D2 en el tálamo de la gente creativa que obtenía buenos resultados en las pruebas sobre pensamiento divergente era menor que lo esperado. Lo mismo ocurre con la gente con esquizofrenia.
El tálamo sirve como centro de control, pues filtra la información antes de que llegue a las áreas de la corteza, la que es responsable, entre otras cosas, del conocimiento y el razonamiento.
«Menos receptores D2 en el tálamo probablemente ocasionan un menor grado de filtrado de las señales y por lo tanto un mayor flujo de información», dijo el profesor Ullen.
El investigador cree que esta abundancia de información no censurada es la chispa que enciende la creatividad.
Esto explicaría por qué la gente muy creativa es capaz de ver las conexiones más insospechadas a la hora de intentar resolver problemas.
Los esquizofrénicos comparten con ellos esa habilidad para hacer asociaciones novedosas, pero en su caso el resultado son ideas extrañas y preocupantes.
Algo que aprovechar
Mark Millard, un psicólogo británico miembro de la British Psychological Society dice que la sobreposición con las enfermedades mentales puede explicar la motivación y determinación compartida por las personas creativas.
«La creatividad es incómoda. Es su descontento con el presente lo que los lleva a cambiar».
«La gente creativa, igual que aquella que padece de desórdenes psicóticos, por lo general ve el mundo de forma diferente a la mayoría. Es como ver un espejo quebrado. Ven el mundo de forma fracturada», dijo Millard.
«No están restringidos por los límites convencionales y eso se puede ver en su trabajo. Ahí está, por ejemplo, el caso de Salvador Dalí. Definitivamente él veía el mundo de forma diferente y se comportaba de una forma que a otros les resultaba extraña».
Según el psicólogo británico, algunos negocios ya han reconocido y están empezando a capitalizar este conocimiento.
Algunas compañías tienen laboratorios secretos y seguros, en los que su personal más creativo puede dedicarse a experimentar libremente sin interrumpir el quehacer cotidiano.
Y otro psicólogo, Gary Fitzgibbon, dice que la creatividad también puede entenderse como una habilidad particular para «suspender la incredulidad».
«Cuando uno suspende la incredulidad y está dispuesto a creer en cualquier cosa se abre la posibilidad de identificar mayores posibilidades».
«La creatividad tiene mucho que ver con no sentirse limitado por las reglas ni aceptar las restricciones impuestas por la sociedad. Aunque, por supuesto, entre más se rompen las reglas, más posibilidades hay de ser considerado como mal de la cabeza», explicó.
Fitzgibbon trabaja como asesor ejecutivo ayudándole a la gente a ser más creativa a la hora de solucionar problemas y pensar.
«Por lo general el resultado es un aumento significativo de sus niveles de bienestar. Así que en lugar de asociar la creatividad a las enfermedades mentales se la termina asociando con mejor salud mental» afirmó.