Los mitos, tabúes y prejuicios que invaden el tema de la sexualidad provocan que existan roles estereotipados que no permiten una vida sexual plena
Tocar el tema de la sexualidad en ocasiones puede parecer complicado hasta para los mismos especialistas en el tema, lo que ocasionalmente provoca confusión entre adolescentes y jóvenes que buscan respuestas a sus inquietudes e impulsos.
En ocasiones, las pláticas entre amigos, compañeros de trabajo y la misma familia llenan de tabúes y mitos el significado de la sexualidad y su práctica, lo que conlleva a los roles estereotipados que conducen a la sociedad desde miles de años y que poco a poco han tenido que ser relegados por la modernidad de pensamiento.
Cabe destacar que los mitos sexuales se extienden como los rumores, y tienen tanto fundamento como éstos. Una opinión no fundada sobre algo relacionada con el sexo, y expresada con la convicción que suele acompañar a la ignorancia, se convierte fácilmente en una creencia de toda una comunidad o generación. Esta falsa creencia comienza a divulgarse como algo comprobado y real, y se convierte en un mito.
Los mitos se desarrollan a veces precisamente porque parece que tienen sentido o porque deseamos que sean verdad. La libre información sobre la realidad, y los cambios socioculturales hacen que los mitos sexuales dejen de serlo. Los mitos sexuales muestran la escasa, y muchas veces falsa, información de nuestra sociedad sobre el sexo.
De acuerdo a la especialista de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), Norma Morales Bernal, la prioridad en el proceso educativo de la sexualidad es informar y formar para la desmitificación de la sexualidad, apoyada de planes y programas de estudio avalados por instituciones y organismos tanto nacionales como internacionales.
Destacó que los estereotipo que una mala educación sobre la sexualidad incrementan la iniquidad de género, el displacer, el morbo, una cultura de la compraventa del placer y del cuerpo que construye una visión de mera genitalidad en la práctica.
Por lo que considera como necesario que en la educación sobre el tema, se cree una forma de vida distinta, donde predomine la equidad de géneros, el respeto del propio cuerpo y el ajeno, así como la tolerancia a la diferencia, el afecto y la salud emocional, donde cada persona se haga responsable de su propio cuerpo y placer.
Así, la especialista remarcó los puntos para combatir dicha problemática:
Discutir sobre sexualidad puede generar temor en el hogar, en la escuela e incluso en profesionales del área de la salud, principalmente por la estructura ideológica que se ha creado a su alrededor, como la educación formal que se da en instancias educativas.
Desafortunadamente, la educación sexual informal que se da cotidianamente en el hogar, con los padres y madres de familia, los amigos o los medios de comunicación, usualmente viene plagada de mitos, tabúes y prejuicios que se encargan de fomentar roles estereotipados que incrementan la iniquidad de género, el displacer, el morbo, una cultura de la compraventa del placer y del cuerpo que construye una visión de mera genitalidad.
Dentro de la sexualidad debe existir la equidad de géneros, que tenga como base el respeto del propio cuerpo y del ajeno, la tolerancia a la diferencia, el afecto y la salud emocional, donde cada mujer y hombre se hagan responsables de su salud sexual, de su placer y capacidad para tomar decisiones en las relaciones sociales y afectivas.
La sexualidad es un atributo y práctica del ser humano innegable, ya que así lo demuestra su carácter histórico social.
La sexualidad no debe suponer el destape de la clandestinidad para el desaforo de la eroticidad y lo sexual.