Etimología de la palabra Adolescente

La palabra adolescente se refiere a un joven entre la pubertad y el completo desarrollo del cuerpo. Muchos caen en la trampa de creer que «adolescente» tiene una raíz o sentido próximo a «que adolece», dada la similitud de las palabras. Y consecuentemente, acuden a esta «etimología» como recurso retórico al hablar, por ejemplo, de los «conflictos del adolescente». Sin embargo, estas palabras tienen raíces muy distintas.

Las palabras adolescente y adulto derivan del verbo latino adolescere : crecer, desarrollarse. «Adolescente» deriva del participio presente que es activo; por tanto es el que está creciendo; adulto del pasado, que ya ha crecido.

adolescentem > adolescente

adultum > adultu > adulto

uzaulb

El latín adolescere deriva, por su parte, del verbo latino «adolere». Este, como muchos «verbos compuestos» del latín, está formado por la preposición «ad» y el verbo «olere»; «olere» tiene el significado de «emitir olor», y «ad» el de «hacia». Conjuntamente, la traducción literal sería la de «extender el olor» (o esencia). Era un término empleado al referirse a las ofrendas a los dioses, dando a su intransitivo «adolescere» valores relativos al desarrollo e incluso a lo sagrado, mientras que «adolecer» es una forma verbal castellana de «dolor/dolencia». Santiago Bustelo

El latín adolescens (o adulescens), de donde viene el castellano adolescente, no significaba entre los romanos ‘adolescente’ sino designaba a un joven o mozo hasta los 25 años o más, que ulteriormente pasaba a ser llamado iuvenis hasta el entorno de 40 años. El latín adulescentia, por tanto, se debería traducir por ‘juventud’.

La palabra adolescente viene, como se reconoce desde la antigüedad romana: «adulescentes ab alescendo sic nominatos» (a los adolescentes se les ha llamado así de crecer) (Marco Terencio Varrón, escritor romano 116-27 a.C.), del participio latino adolescens ‘que crece’ del verbo adolesco, adolevi, adultus ‘crecer, desarrollarse’. Adultus por tanto significaría ‘que ha crecido’. El étimo es *ad-alesco, significando alo/alesco, altum ‘alimentar, hacer crecer’. Altus, a, um significaría en origen ‘que ha crecido’, almus, a, um ‘nutricio, bienhechor’ y asimismo alumnus’ que ha sido criado, pupilo’. Otros derivados de este étimo *ol-/*al- ‘crecer’ serían proles ‘descendencia’ y exoletum’ que ha dejado de crecer’.

Aunque esta etimología de adolescens ‘que crece’ está generalmente aceptada se puede observar en ocasiones que algunos pretenden relacionarlo con el adolecer castellano ‘estar aquejado, padecer una enfermedad’ que se justificaría en los problemas y crisis de la edad adolescente. Es evidente que en castellano el origen de adolecer (se) no es el latín adolescere, sino es una formación propia del castellano sobre el étimo dolor ‘sufrimiento’. Otras lenguas romances no tienen este verbo pero sí la voz adolescente.

Otro error que encontramos es la confusión producida, debido a la homonimia, por un arcaico verbo de la de la lengua religiosa romana: adolere, que significaba ‘hacer arder, quemar en sacrificio, salpicar el altar con sacrificios’ y en cuya raíz se discute la presencia de olere ‘oler’. Este verbo era muy antiguo y ritual; cuando dejó de ser comprendido se confundió más tarde con adolescere ‘crecer’. Pedro Menoyo Bárcena

El verbo adolecer castellano viene también directamente del latino adolescere, formado por ad (aproximación) alo (nutrir, alimentar, hacer crecer) y el sufijo durativo de procesos -sc-. Si bien este verbo significa estar en proceso de crecimiento y desarrollo, ya en latín asume un segundo significado: «estar carente o falto de algo», pues el que está en proceso de adquirir un estado está aún falto de algo para el logro del estado final. Además todo verbo latino acabado en -escere, evoluciona en castellano patrimonial a -ecer. Ese el significado propio del verbo «adolecer» romance: estar carente o falto de algo, sufrir una carencia (significado que ya desarrolló el latín). De ahí, como significado secundario acaba también denotando tener una carencia de salud, sentido quizá ayudado por el parecido con la raíz de doleo. No tiene nada que ver con el verbo doleo etimológicamente: de este último viene por ejemplo «dolencia», sinónimo de enfermedad. Helena

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